Utopía para realistas

Todo empezó para cuando leí una entrevista a Rutger Bregman, también tú puedes leer Esta entrevista, en EL PAIS.  antes de seguir con el resto de este «post».

Unas pocas semanas después, esta tarde termino de leer su libro «Utopía para realistas» y me lanzo a escribir estas líneas.

Utopía para realistas

Lo que me gustaría es animar a mis amigos, a conocidos, a familiares… a que lo lean. Me pide el cuerpo directamente citar varias (muchas) de sus frases…pero me voy a contener y sólo copiaré un par de párrafos. Antes voy a intentar explicar por qué me ha gustado tanto este libro.

Porque está bien escrito, lleno de citas de otras personas: de filósofos, economistas, sociólogos, poetas, etc.., con argumentos que se basan en fuentes diversas (todas ellas referenciadas), y razonamientos amenos que combinan el echar mano de datos, de estadísticas y de gráficas, con muchos momentos de prosa rebosante de pura y modesta inteligencia desprovista de complejos.

Porque me ha traído al terreno de las nuevas ideas, chocantes….a que hablemos de las utopías, tan necesarias y a la vez tan olvidadas (el menos por mí en los últimos años).

Cada día más y más gente sigue llegando a Cucaña. Es un triunfo enorme. Pero, por otro lado, es hora de que nosotros, los habitantes de la tierra de la abundancia, esbocemos una nueva utopía. Volvamos a izar las velas. «El progreso es la realización de las Utopías», escribió Oscar Wilde hace muchos años. Una semana laboral de quince horas, la renta básica universal y un mundo sin fronteras…son todos sueños descabellados, pero ¿durante cuanto tiempo más?

Y el libro termina así (no es un «spoiler»):

Así pues para terminar, me gustaría ofrecer dos consejos finales para todos aquellos que estén dispuestos a llevar a la práctica las ideas propuestas en estas páginas. Primero, ser conscientes de que hay mucha gente que piensa como nosotros. Montones de gente. Me he encontrado con numerosos lectores que me dijeron que, aun cuando creen absolutamente en las ideas de este libro, ven el mundo como un lugar corrupto y ambicioso. Ésta fue mi respuesta: apagad la tele, mirad a vuestro alrededor y organizaos. La mayoría de la gente sí tiene buenos sentimientos.

Y el segundo consejo es poneros una coraza.  No dejar que nadie nos diga cómo son las cosas. Si queremos cambiar el mundo, necesitamos ser poco realistas, poco razonables, pedir lo imposible.  Recordemos: quienes pidieron la abolición de la esclavitud, el sufragio para las mujeres y el matrimonio entre miembros del mismo sexo también fueron tachados de lunáticos. Hasta que la historia demostró que tenían razón.

Acerca de Rafael Tesoro Carretero

...ya soy el olvido que seré.
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